Los orígenes del tomate son bastante controvertidos: algunos estudiosos creen que el tomate se originó en América Central, mientras que otros argumentan que tiene sus raíces en América del Sur. Según estas teorías, el tomate habría llegado a Europa en 1540 gracias a los españoles, hasta que su popularidad fue aumentando con el tiempo. En España, el uso del tomate giraba en torno al condimento de diversos platos tradicionales.
Posteriormente, los franceses introdujeron este alimento en la zona de Nimes en 1590.