Gracias al éxito de la fruta en Europa, el tomate también se ha convertido en un alimento básico en la dieta estadounidense y se consume masivamente desde mediados del siglo XIX. El primer cultivador de tomates de Estados Unidos fue W. Atlee Burpee, un agricultor de Pensilvania que empezó a cultivarlos comercialmente en 1885 y que en 1889 obtuvo las semillas de SA Beach, un jardinero de Nueva York. Para 1996, el tomate se consideraba un alimento básico de la cocina estadounidense y sus usos se expandieron ampliamente. Su utilidad ya no se limitaba a un simple condimento: de hecho, se usaba en sopas, guisos y como base para salsas. Este amor por el tomate también está documentado por su presencia en muchas recetas tradicionales americanas, como la de la salsa bbq.