Una leyenda ucraniana habla de arañas gentiles que vinieron al rescate de una viuda, demasiado pobre para decorar su árbol de Navidad: ellos, como decoraciones, utilizaron sus telarañas, que a la luz del día se convirtieron en oro y plata. En memoria de este cuento de hadas, en Ucrania es tradición esconder una tela de araña falsa en el árbol, la cual lleva a quien la encuentra bienestar y fortuna.